Como todo buen viaje a México lo ideal es comenzar por su capital, México DF. Primero, porque es donde se halla el aeropuerto internacional por lo que los vuelos suelen ser más económicos. Y segundo porque es una ciudad que esconde tesoros patrimoniales, por ello merece una visita. Eso sí, el tamaño de la urbe es inabarcable y si a eso se suma que conviven en la ciudad casi 9 millones de habitantes, el caos está servido. Para conocer esta ciudad, lo mejor es empezar por el Zócalo, o la Plaza de la Constitución, situado en el casco antiguo. En esta enorme plaza se halla la famosa catedral Metropolitana de la Ciudad de México, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que mezcla varios estilos: el Gótico, Plateresco y Barroco, entre otros. En la misma plaza también se sitúa el antiguo palacio del Ayuntamiento, que se conserva en muy buen estado desde que se construyó en el siglo XVI. Pero lo más importante de esta explanada es observar la vida de los mexicanos. Esta plaza ha sido testigo de revoluciones, hechos histórico y celebraciones, por lo que es para los mexicanos, mucho más que una plaza. Muy cerca del Zócalo se encuentra el centro histórico de la ciudad con numerosos monumentos aztecas y coloniales, además de museos que narran la historia de este país, como el Museo Nacional de Arte o la Casa de los Azulejos.
No muy lejos de la capital, a unos 200 kilómetros al norte, se sitúa la mágica San Miguel de Allende, declarada Patrimonio cultural por la UNESCO. Esta ciudad ha sido nombrada en multitud de revistas viajeras como uno de los mejores destino para viajar, por la calidad y cantidad de servicios y la amabilidad de los sanmiguelense. En esta bella ciudad, el casco antiguo es lo que causa furor. Sus calles empedradas van guiando al visitante para que conozcan sus principales atractivos. Lo mejor es comenzar por la plaza Allende, donde se encuentra el mítico teatro Cervantes, la parroquia de San Miguel de Arcángel, del siglo XVII y el Templo de San Rafael. Otra de las visitas indispensables es el Centro Cultural Ignacio Ramírez El Nigromante, un antiguo convento del siglo XVIII donde se puede disfrutar de exposiciones y actos culturales. Una de la últimas paradas será en una plazoleta repleta de flores y paredes coloridas, el conocido Parque Benito Juárez, el mejor lugar para descansar.
El recorrido continúa hasta Guadalajara, conocida mundialmente por ser gran productora de tequila, la bebida nacional del país, y por los famosos mariachis. Pero Guadalajara es mucho más que eso. Para empezar a conocerla mejor hay que centrarse en el casco histórico, ya que esta ciudad es también inmensa. El mejor pistoletazo de salida puede ser la famosa plaza de la Liberación, una explanada rodeada de monumentos históricos como la catedral, el Museo Regional, el Palacio Legislativo, el Teatro Degollado y el Palacio del Gobierno, todos de gran interés arquitectónico. A pocos metros de esta plaza se encuentra el mercado Libertad, considerado el mercado techado más grande de América Latina. Aquí los olores y colores se entremezclan de tal forma que uno no llega a enumerar cuántos productos ha visto. Está constituido por más de 3.000 puestos que venden diferentes productos como ropa, videojuegos, películas, fruta, verdura, dulces y un largo etcétera.
Después de haber conocido parte del interior de este bello país, lo mejor va a ser refrescarse en las playas más bellas del estado. Y éstas se encuentran en la famosa Península de Yucatán, un lugar abandonado al hedonismo, donde la selva, playas y ruinas mayas son los protagonistas. Aquí se sitúa uno de los puntos más turísticos del mundo: Riviera Maya con más de 130 kilómetros de costa bañadas por el mar Caribe. Además de poseer unas playas increíbles, la selva es otra de las atracciones que atrae a los visitantes. El porqué de su interés reside en dos yacimientos mayas muy bien conservados: Chichén Itzá, en el corazón de la península y Tulum, en la costa, muy cerca a Cancún.
Aunque México es infinito hay que terminar de alguna manera y la mejor es hablando de su gastronomía. Tanto en el corazón de México como en la costa, este país ofrece una increíble variedad de platos, hechos a base de recetas milenarias e ingredientes originarios del país. Los totopos, el guacamole, el mole, las fajitas, los antojitos, los burritos, entre otros harán de la visita de México aún mejor si cabe.