Viajes y circuitos a Laos

Descubre los mejores circuitos y viajes a Laos

Goza de los circuitos a Laos más completos donde recorrerás el país y lo conocerás a fondo. Viaja con la máxima comodidad con estos viajes organizados a la perla del Sudeste Asiático que hemos preparado para ti. Un viaje en el que admirarás su historia; sus bellas ciudades, como Luang Prabang; su exuberante naturaleza, como la que se admira en las cascadas de Kuang Si y su increíble cultura. ¿Se le puede pedir más a un destino?

CIRCUITOS
3 circuitos
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Laos: Las maravillas de Laos y Vietnam

Laos, 13 días

Visitando: Luang Prabang, Hanoi, Bahía de Halong, Danang, Hoi An, Hue, Ho Chi Minh, Delta del Mekong.

Explora Laos, un país del sudeste asiático de belleza muy exótica, que se caracteriza por la hospitalidad de sus lugareños y su delicioso recetario. Adéntrate las ciudades de Vietnam, fusiónate con su bullicio y sus tradiciones.

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Laos: Laos y Vietnam

Laos, 13 días

Visitando: Luang Prabang, Hanoi, Bahía de Halong, Hoi An, Hue, Ho Chi Minh

Disfruta de la manera más fácil de Laos y Vietnam con este circuito. Admira un ritual budista en Luang Prabang, haz taichí en la Bahía de Ha-Long, navega por el río Perfume en Hue.

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Laos: Esenciales de Laos y Vietnam

Laos, 15 días

Visitando: Luang Prabang, Hanói, Bahía de Halong, Hoi An, Hue y Ho Chi Minh

Déjate llevar por la belleza del Sudeste Asiático en este circuito por Laos y Vietnam. Sube a la colina de Phou Si, degusta la mejor gastronomía laosiana en Luang Prabang y navega por la Bahía de Ha-Long.

Descúbre uno de los países más desconocidos de Asia

Si hay dos palabras que marcarán el viaje a Laos esas serán la tranquilidad y serenidad. Tranquilidad por tratarse de un país fundamentalmente agrícola en el que aún no han entrado las prisas que se viven en algunos de sus vecinos y con una densidad de población especialmente baja. Y serenidad la que desprenden sus habitantes, una gente que cautiva al viajero con su sencillez y su sonrisa sincera y con un toque de inocencia. Durante muchos años vivió prácticamente aislado del mundo, lo que hace que sea menos desarrollado que otros rincones del Sudeste Asiático. Pero eso es precisamente algo que le hace muy especial. Es un país que mantiene sus costumbres y tradiciones, y cuyos habitantes están deseando compartirlas con los visitantes. En él se pueden vivir muchas aventuras en sus templos y sus verdes parajes, y disfrutar de una gastronomía más sencilla y fácil de degustar. De hecho, buena parte de los platos se comen con las manos. Pero nada de esto quedará completo si no se vive uno de los mejores momentos cuando se visita el fascinante país asiático: disfrutar de la compañía y conversación de los laosianos con una cerveza Beerlao en la mano. Hay algo importante que se debe tener presente a la hora de visitar Laos por cuenta de uno mismo: sobre su territorio permanecen sin explotar millones de bombas como triste recuerdo de la Guerra de Vietnam, por lo que, por zonas rurales, es importante no salirse de los caminos señalizados, que sí han sido desminados.

Vientiane, es su capital, pero a pesar de ello es mucho más pequeña que las de los países que tiene a su alrededor. Vientiane cuenta con unos 230.000 habitantes, lo que la hace la más reducida del Sudeste Asiático. Pero podrás ver cómo fluye la energía que ha hecho de ella el corazón económico de Laos, sin que suponga alterar la natural tranquilidad de los laosianos.

En Vientiane se hallan algunos de los tesoros de gran belleza, como Pha That Luang, la estupa dorada construida en 1566 y que es todo un orgullo nacional. Seguro que la visión de su apuntada estupa central y las otras estupas colocadas a su alrededor y también bañadas en oro dejarán boquiabierto al viajero. Un espectáculo que se aconseja disfrutar en silencio. Eso sí, en honor a la verdad hay que decir que la que se ve actualmente no es la original, sino una reconstrucción de la misma, porque tuvo la desgracia de quedar destruida en varias ocasiones hasta que fue levantada por última vez tras la II Guerra Mundial. También es de visita obligada el palacio de Wat That Luang Neua, inspirado claramente en la arquitectura de Tailandia (un país del que esta ciudad se encuentra separado únicamente por un puente el de la Amistad); el templo más antiguo del país, Haw Pha Kaeo, o la Puerta de la Victoria, a la que los laosianos llaman Patuxai. Es interesante visitar uno de sus mercadillos, como el que cada noche se levanta en la ciudad con los puestos cubiertos por unos toldos rojos, lo que le da un aire especialmente oriental.

Para conocer el Laos más auténtico hay que viajar hasta Luang Prabang, en el corazón del país. Si hubiera que elegir la ciudad más bonita de Laos, esa sería sin duda Luang Prabang. Pequeña, pero acogedora y llena de grandes tesoros. También conocida la ‘ciudad de los mil templos’ y es que la ciudad está repletas de ellos. Bellos como el Wat Xieng Thong o el Wat Visoun. Pero la fuerte presencia de la religión en este país hace que haya algunos lugares de culto particularmente llamativos, como las Cuevas Sagradas de Buda, conocidas como Pak Ou, a las que solo se puede llegar surcando el Mekong.

Otro de los secretos que esconde Luang Prabang son los dos puentes de bambú que cada año se construyen sobre el río Nam Khan. Y no es que quieran repetir cada año lo mismo, es que el río crece tanto durante la época de lluvias que termina arrastrando estas estructuras. El mercadillo nocturno es digno de admirar, un lugar para acercarse a las artesanías de este país y a sus deliciosos platos. Además, las compras en Laos en general son también un placer, ya que aunque la costumbre es regatear, los comerciantes no son demasiado insistentes.

A mitad de camino entre la capital y La localidad de Luang Prabang, está Vang Vieng, de sólo 25.000 habitantes. Esta ciudad es un gran ejemplo de cómo el turismo puede cambiar en muy poco tiempo el rumbo de una ciudad. Su nombre inicial con el que fue fundada en 1353 era el de Mouang Song, y no pasó a ser Vang Vieng hasta la época colonial, a finales del XIX. Pero hace no muchos años, a comienzos de la década de los 90, empezó a ponerse de moda como destino de diversión de jóvenes que venían de todo el mundo para beber en los bares ilegales que se habían instalado en las orillas del río, mientras bajaban río abajo montados en la cámara interior de grandes neumáticos, una actividad llamada tubing. Tanto las molestias generadas a la mayoría de la población, como el peligro que suponía para la vida los visitantes, ya que cada año morían varios turistas en las aguas del río, llevaron a las autoridades a limitar al máximo el tubing y apostar por otros deportes, como el kayak, que son hoy por hoy los reyes en esta zona, hasta prácticamente haber logrado recuperar la tranquilidad del pasado.

Pero además de los deportes acuáticos, en Vang Vieng se puede disfrutar de sus paisajes de roca kárstica, de sus cascadas, de sus lagunas de aguas turquesas y de varias cuevas que se encuentran en los alrededores de la ciudad y que pueden visitarse como las de Tham Jang y Tham Phu Khave (con un buda reclinado hecho en oro) o la de Tham Nam, en la que podrás hacer un recorrido de cerca de dos horas sobre el agua montado en una cámara de neumático.

Y de lo más rural a lo más moderno en Pakse, ya que fue fundada hace algo más de 100 años durante la época colonial francesa. De hecho, los galos dejaron una importante huella arquitectónica en la ciudad. Probablemente Pakse no será la ciudad más bella del país, pero sí posee algunos monumentos que merecen la pena, como los templos Wat Phabad y Wat Luang o el Puente Francés sobre el río Xe Don, así como el mercado local.

Pero si hay un motivo claro por el que viajar a esta localidad es porque desde aquí salen algunas de las excursiones más interesantes en Laos. Por ejemplo, desde aquí es fácil llegar a las 4.000 islas del Mekong, una zona llamada también Si Phan Don, de gran belleza y donde podrás vivir en primera persona cómo es la vida a las orillas del Mekong. También cerca están las ruinas de Wat Phou, de unos 1.000 años de antigüedad, que te transportarán a la belleza de los camboyanos Templos de Angkor. Y en Pakse comienzan también las rutas habituales para conocer la Meseta de Bolaven, un lugar que merece la pena visitar por su magnífico paisaje volcánico rodeado de plantaciones de té y café, y con cataratas con saltos de agua de hasta 100 metros de altura.