Aunque Inglaterra es un país repleto de encantos y de lugares maravillosos que visitar, lo más normal es que, en un primer viaje a la nación de Shakespeare, toda la atención sea acaparada por la gran Londres. Y no es para menos, ya que la capital inglesa es una de las ciudades más vivas, cosmopolitas y turísticas de toda Europa. Londres es una ciudad que equilibra, perfectamente, las nuevas tendencias con las antiguas tradiciones, y en la que se podrían pasar semanas explorando todos sus rincones. Además, es el lugar ideal para disfrutar del ambiente inglés, el fútbol, la música y las compras.
Viajar por Inglaterra es un auténtico placer y, por mucho que los ingleses se quejen de él, el transporte público es excelente, por lo que un simple trayecto en tren puede ser uno de los hitos del viaje. Independientemente del medio que se elija, en este denso país nunca se está demasiado lejos de la siguiente ciudad, el siguiente pub, el siguiente parque nacional o el siguiente castillo.
En las grandes ciudades inglesas, como Londres, Oxford, Liverpool, Manchester o Cambridge, las calles están llenas de vida de día y de noche, y sus aceras están repletas de tentadoras tiendas, restaurantes y algunos de los mejores museos del mundo. Clubes de lo más vanguardista, artes escénicas de primera categoría y formidables conciertos en directo prometen veladas inolvidables. Y es que pocos países son tan fascinantes como Inglaterra, donde, por una parte, se pueden ver edificios tan famosos como el Big Ben, la Torre de Londres o el Palacio de Buckingham, y, por otra, grandes extensiones de bellísimos parajes naturales. Por ejemplo, los Cotswolds, una de las zonas más verdes y montañosas del país, donde se puede ver la típica arquitectura inglesa de época, o el Parque Nacional de los Lagos, un espectacular despliegue de la naturaleza. Su paisaje y su costa tampoco dejan indiferente, como se puede apreciar si viajamos desde Brighton hasta Southampton o a la Isla de Wight.
Entre su legado histórico se encuentra, por ejemplo, Stonehenge, considerado el monumento megalítico de la época neolítica más importante de Europa, junto a otros 21 sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Entre ellos destacan lugares tan inolvidables como la Torre de Londres, el puerto de Liverpool, la Catedral de Durham, el Palacio de Westminster, la abadía de Fountains en Yorkshire, o la Garganta de Ironbridge, entre otros.
A lo largo y ancho de la geografía inglesa encontraremos extensos campos, preciosos parques y fantásticos jardines en los que pasear se convierte en un auténtico placer. Viajar por pueblos y ciudades nos permitirá escuchar los diferentes acentos y dialectos del país, que cambian mucho de un lugar a otro.
Comer en Inglaterra es degustar platos con claras influencias chinas, indias y de otros países europeos. Es una comida sencilla y apetitosa, basada en la utilización de productos frescos, aunque se va extendiendo, como en el resto de Europa, la costumbre estadounidense de consumir comida rápida. Por todo el país tendremos ocasión de probar el típico asado inglés o las salchichas con puré de patata , así como los exquisitos pasteles de carne, acompañados de guisantes, cereales o legumbres.
Las clásicas cafeterías, puntos de encuentro de intelectuales, políticos, literatos y comerciantes, son lugares acogedores en los que tomar un café, un té inglés o una cerveza (normalmente de barril), como colofón a una inolvidable jornada de visitas, recorridos turísticos o compras.