Viajes y circuitos a Malasia

Descubre los mejores circuitos y viajes a Malasia

Explora los mejores y más completos viajes organizados a Malasia, un sinfín de circuitos en los que podrás elegir si descubrir su cara más cultural en Kuala Lumpur; la más salvaje junto a los orangutanes de Borneo o las regiones más rurales, como en la aldea aborigen de Salt Lick. Enamórate de alguno de estos viajes a Malasia, seguro que querrás volver a repetir.

CIRCUITOS
2 circuitos
Malasia: Camino Colonial

Malasia, 8 días

Visitando: Singapur, Malaca y Kuala Lumpur

Dirígete al corazón del Sudeste Asiático y vive la gran aventura con la que siempre has soñado en tres ciudades únicas y apasionantes como Singapur, Malaca y Kuala Lumpur.

Malasia: Gran tour de Malasia

Malasia, 9 días

Visitando: Malacca, Kuala Lumpur, Taman Negara, Cameron Highlands y Penang

Vive una experiencia mágica con el viaje organizado a Malasia que te presentamos a continuación. Algunos de los rincones que te esperan son Penang, Cameron Highlands y Kuala Lumpur.

Malasia, sinónimo de hospitalidad y belleza natural

Este es un viaje a un país en el que modernidad y tradición se dan la mano. Desde la vibrante Kuala Lumpur a la riqueza natural de las selvas de Borneo. Desde las torres gemelas más altas del mundo a los edificios centenarios que te acercarán a su pasado colonial. Un país en el que la religión es un pilar fundamental para la vida de sus habitantes. Pero no sólo una, porque en este país el islam, el budismo y el cristianismo cohabitan en paz. De hecho, uno de los puntos fuertes de este país es su seguridad. Y todo es gracias al carácter acogedor de sus habitantes, que hacen sentir al visitante como en casa. En Malasia hay que sumergirse en su larga historia, en todas las culturas que han influido en este país procedentes de distintas partes del mundo. Pero también hay que probar las mil y un delicias que componen una cocina llena de aromas y sabores nuevos para tu paladar, pero que se echan de menos nada más abandonar tierras malayas. Kuala Lumpur, un punto de encuentro entre culturas como Malaca, las maravillas naturales que te esperan en Batang Ai, Kinabalu o las Montañas Cameron. Ven a tumbarte en la arena blanca de las playas de las Islas Perhentian o a conocer los bellos orangutanes de Borneo.

La vibrante Kuala Lumpur es la puerta de entrada al país y es una ciudad donde lo primero que llama la atención la cercanía física de los grandes edificios modernos con las casitas pequeñas y más tradicionales. Colores, belleza y la amabilidad de una población acostumbrada a recibir a los viajeros con su mejor sonrisa, deseando compartir con ellos todo lo que tiene para ofrecerles. Viendo una ciudad tan moderna cuesta pensar que nació en 1857 como un asentamiento de los trabajadores de las minas de estaño situado entre dos ríos en una zona llena de lodo (de hecho la traducción de su nombre podría ser ‘confluencia fangosa’). Pero hoy cuenta con unos 2 millones de residentes y es la sexta ciudad más visitada del mundo, con unos 8 millones de personas que cada año llegan a ella por uno u otro motivo.

Y lo mejor es que es una ciudad donde moverse es realmente cómodo y sencillo. Además de los siempre presentes taxis, en tren se puede ir a numerosos puntos de la ciudad y la zona metropolitana. Para obtener unas vistas increíbles de la urbe y poder desplazarse de la manera más ‘eco-friendly’, Kuala Lumpur tienen su monorraíl, un transporte cómodo para conocer el centro neurálgico. Por otra parte, también posee una magnífica red de autobuses conocidos como GO KL, totalmente gratuitos, que pasan cada 5 o 10 minutos y recorren todo el centro de la ciudad. Todo un lujo asiático.

Entre los muchos lugares que se pueden visitar en la vibrante capital malaya está el templo chino Thean Hou, obra que recuerda los fuertes lazos que existen entre este país y el gigante asiático, así como para tener unas preciosas vistas de la ciudad. También hay que conocer el Palacio Real, con sus cúpulas doradas que albergan una residencia real y bellos jardines, o la Plaza Merdeka, un lugar de paso obligado en esta ciudad ya que en ella se izó la primera bandera malaya tras la época colonial británica.

Tampoco hay que perderse la Mezquita Nacional, donde caben hasta 15.000 fieles rezando a la vez, y el edificio del Parlamento. Pero si hay algo que uno no puede dejar escapar son las esbeltas Torres Petronas. Más de 450 metros de altura repartidos en 88 pisos que dejan boquiabierto a quien las visita. El edificio construido en 1998 fue el más alto del mundo hasta 2003. Y no hay que abandonar Kuala Lumpur sin vivir al menos un poco su vida nocturna. Restaurantes, bares y clubes nocturnos en la zona de Changkat Bukit Bintang. Clubes selectos y discotecas en la zona KLCC, también en el centro. O si se prefiere algo más ‘callejero’, nada mejor que sus pasar malam, o lo que es lo mismo, sus mercadillos nocturnos, donde hacer compras o probar las delicias locales con una buena cerveza.

Para disfrutar del patrimonio más rico del país hay que ir hasta Malaca. Cuando se visite esta ciudad, también conocida como Melaka, queda muy claro por qué fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Porque si hay algo que se ve allí es eso, un rico patrimonio histórico. Su estratégica situación en la ruta comercial que une los océanos Índico y Pacífico convirtió esta ciudad en un deseado dulce para todas las potencias que pasaron por la zona. Desde su fundación por el último rey de Singapur en el siglo XV, Malaca ha sido portuguesa (siglo XVI), holandesa (XVII), británica (XIX) y japonesa (II Guerra Mundial).

En la visita a Malaca no pueden faltar la visita a dos recuerdos de la presencia portuguesa en la ciudad. Una es la Porta de Santiago, lo único que se mantiene en pie de la fortaleza de A Famosa, construida en el XVI y derribada casi por completo en el XIX por los británicos. Y después la iglesia de St Paul, también prácticamente en ruinas y cuyo vínculo con España siempre sorprende: el misionero navarro San Francisco Javier permaneció enterrado en ella un año en el siglo XVI hasta que sus restos fueron llevados de manera definitiva a Goa (India).

Y de una herencia, la portuguesa, a otras dos, la holandesa y la británica. En la Plaza Holandesa se puede admirar la iglesia protestante más antigua del país, la Iglesia de Cristo, así como el Reloj de la Torre y la Fuente de la Reina Victoria. Los chinos dejaron también su huella en la ciudad. Los descendientes de las familias más acomodadas vivieron en unas casas llenas de comodidades para la época, finales del XIX, y hoy se puede conocer más de su historia en el Museo del Patrimonio Baba Nyonya. Y de una joya del pasado a otra moderna: las pinturas que han dejado los actuales habitantes de la ciudad sobre las fachadas de casas situadas en las orillas del río. Toda una galería de arte sobre las aguas.

Al norte del país se encuentra una urbe que es de obligada visita. Georgetown enamora a quien la visita. Es la capital del arte de Malasia y la capital de una isla, Penang, considerada como el epicentro gastronómico del país, así que hay que preparar el estómago y el paladar para una auténtica fiesta de sabores. Paseando por esta ciudad se puede apreciar no sólo su aire claramente colonial y dos barrios especialmente interesantes como Chinatown o Little India, sino también algunos tesoros arquitectónicos que son la clara evidencia de por qué en 2008 fue declarada Patrimonio de la Humanidad. Llamativa es cuanto menos la estatua de 33 metros de largo del Buda Reclinado que verás en el templo tailandés Wat Chayamangkalaram, a cuya entrada te encontrarás con dos grandes serpientes con cabeza de dragón. Y justo después, el único templo budista birmano construido fuera de Myanmar, el Dharmakarma Burmese o templo sagrado birmano, con un colorido único que te alegrará sin duda el día.

La riqueza de los Baba Nyonya que puedes ver en Malaca se duplica en Penang con la casa Khoo Kongsi, otra muestra de la importancia de los malayos de origen chino para la economía del país. Y por último el templo budista más grande de esta zona del Sudeste Asiático, llamado Kek Lok Si o templo de la Felicidad Suprema, desde donde, además, se disfruta de unas vistas únicas de las 10.000 estatuas de Buda hechas de bronce y alabastro que incluye y de la estatua de bronce de la diosa Kuan Yin, con algo más de 30 metros de altura

Georgetown es también el lugar perfecto para dejarse llevar por el mercado nocturno más conocido, el Red Garden. Una de las paradas debe de ser en el curioso barrio de Little India, donde se puede degustar la mejor comida hindú. Aquí se puede elegir desde la sencilla sopa con base de pescado hasta el Assam Laksa o tal vez, una tortita al estilo del pan indio. No hay porque preocuparse si se lee en el menú algo así como ‘gusanos verdes’, en realidad son noodles de gelatina verde.

Uno no puede abandonar Malasia sin probar alguna de sus increíbles playas en las Islas Perhentian. Arena blanca, aguas cristalinas que te invitan a sumergirte en ellas… Son sin duda pequeños paraísos que transportarán al viajero a un mundo de relajación entre la exuberante naturaleza de Borneo. En las Islas Perhentian no hay ninguna ciudad, únicamente algún pueblo de pescadores. Y eso es lo que las hace tan especiales. Son dos islas, Perhentian Besar y Perhentian Kecil, la primera más grande y tranquila, y la segunda más pequeña pero con un ambiente más animado. Merece la pena visitarlas en la época en la que poder disfrutar al máximo de sus aguas evitando la época de lluvias, es decir, entre abril y septiembre. Es el lugar elegido por los grandes amantes del snorkel y el buceo para maravillarse con unos fondos marinos especialmente bellos, cuajados además de especies marinas variadas y coloridas, incluyendo algunos pequeños tiburones inofensivos.