Viajes y circuitos a Escocia

Descubre los mejores circuitos y viajes a Escocia

Al emprender uno de nuestros viajes organizados a Escocia, se desplegarán ante ti una gran cantidad de experiencias que nunca olvidarás. Disfruta de un circuito extraordinario que te permitirá conocer las más vibrantes y bonitas ciudades escocesas, los espectaculares paisajes de las Highlands, los acantilados frente a las costas del Mar del Norte, el maravilloso Lago Ness, algunos de los más pintorescos valles de todo el Reino Unido y el sabor incomparable del whisky escocés. Prepárate, está a punto de comenzar uno de los mejores viajes de tu vida…

CIRCUITOS
42 circuitos
Escocia: Todo Escocia

Escocia, 8 días

Visitando: Glasgow, Edimburgo, Inverness, Tierras Altas, Isla de Skye y Fort William.

Aprovecha esta magnífica oportunidad y realiza un viaje a Escocia que nunca olvidarás. Conoce sus divertidas ciudades, maravíllate con su legado histórico y disfruta contemplando algunos de los paisajes más espectaculares de toda Europa.

Escocia: Escocia: Tierras Altas (Vuelos Especiales)

Escocia, 8 días

Visitando: Edimburgo-Tierras-Altas-Cº Skye-Cº Argyll-Glasgow

Escocia te espera con un encanto único y especial que enamora con gran facilidad. A continuación, te proponemos un sensacional circuito organizado en el que, entre otras cosas, visitarás Edimburgo, Glasgow y Tierras Altas.

Mucho más que whisky y faldas de cuadros

Al norte de Gran Bretaña se despliega un territorio asombroso llamado Escocia. Un territorio de paisajes impresionantes, de lagos rodeados de misterio y de montañas imponentes. Un territorio habitado por gente amable y divertida, que se desvivirá para que te sientas como en casa. ¡Bienvenido a Escocia!

Escocia es uno de los lugares más apetecibles a los que podemos viajar, un país de hombres vestidos con kilt, de gaitas, de antiguos castillos, de playas salvajes, de destilerías de whisky, de parajes solitarios, de bosques frondosos, de gentes amables y hospitalarias, de ciudades bulliciosas, de prados de un increíble color verde y de un excelente marisco. En Escocia, además, podemos observar el vuelo de las águilas reales sobre lagos y montañas, ver a las nutrias jugar con las algas y vivir grandes experiencias al aire libre: vagabundear por la tundra montañosa de los Cairngorm, hacer equilibrios por las crestas rocosas de los Cuillin, remar entre focas por las Hébridas exteriores o surcar en lancha las aguas rebeldes del remolino de Corryvreckan.
Los testimonios de su pasado llenan cada rincón del país, como páramos donde en su día tuvieron lugar cruentas batallas, las cuevas en las que se ocultó el príncipe Carlos Eduardo Estuardo y cientos de castillos, desde sencillas pero imponentes torres hasta hermosas fortalezas con matacanes.
Hay muchos lugares en Escocia que merecen una visita: el Lago Lomond, uno de los mayores de Gran Bretaña; Calgary, una pequeña aldea en la que hay más ovejas que personas; Fairy Pools (piscinas de las hadas), unas cascadas naturales en la Isla de Skye, o Glencoe, uno de los valles más bellos y extraordinarios de Escocia, que está rodeado de altas montañas, picos escarpados, ríos y cascadas. ¡Un lugar espectacular! Además, por supuesto, está el lago Ness, el segundo más grande del país y uno de los paisajes más impresionantes de la naturaleza escocesa, donde se mezcla el verdor de los prados con el agua helada y con las leyendas del famoso monstruo.
Aunque pueda parecer mentira, uno de los encantos de Escocia es el clima. Es muy habitual que las nubes y la lluvia, tan típicas del país como el whisky o el monstruo del Lago Ness, dejen paso, en cuestión de minutos, al más radiante sol que se pueda imaginar. Parece cosa de magia, pero lo cierto es que, gracias a estos caprichos del clima escocés, podemos disfrutar de un mismo paisaje con dos aspectos totalmente diferentes en solo unos segundos.
Los restaurantes escoceses, hoy en día, pueden competir con los mejores de Europa, y han empezado a apostar por productos regionales de calidad, así pues, podemos comer marisco fresquísimo, ternera, ciervo y verduras, sin olvidar la comida típica escocesa, el "haggis", un pudin elaborado con asadura picada de oveja, cerdo o vaca y mezclada con cebolla, avena y especias. Y para rematar, nada como una copita de whisky puro de malta.
Edimburgo, la capital, es una ciudad increíble, cuya parte vieja, Patrimonio de la Humanidad, mantiene su carácter medieval y es un laberinto de calles adoquinadas y estrechas con pasadizos y rincones oscuros que fueron escenario de las más terribles historias. Se extiende a lo largo de cuatro calles principales: Castlehill, Lawnmarket, High Street y Canongate, alrededor de la avenida principal, la Royal Mile, que parte del castillo, en lo alto de una peña, hasta el Palacio residencia de la reina Isabel II. Edimburgo es una ciudad con preciosos edificios y jardines, una infinidad de interesantes museos y, sobre todo, unos ciudadanos increíblemente agradables que hacen que cualquier turista quede enamorado de la ciudad. Edimburgo brilla entre nubes y claros hasta que, al caer la noche, es tomada por los fantasmas que se niegan a abandonarla, mientras numerosos guías acompañan a los turistas a través de criptas, pasadizos y cementerios para conocer los misterios que permanecen latentes en el corazón de la ciudad.
Edimburgo tiene una gran oferta cultural en cuanto a museos se refiere y, además, la gran mayoría de ellos son gratuitos. En estos museos podremos aprender cómo se fabrica el whisky, conocer cómo era la vida de los escoceses durante la Edad Media, o quizás observar la evolución de la medicina en el Surgeons' Hall Museum.