Hungría, 6 días
¿Te apetece descubrir Praga y Budapest en un solo viaje? Ahora, gracias a este circuito organizado para los más mayores, tienes la oportunidad de hacerlo. Así que, ¡no lo pienses más y haz tu reserva ya!
Experimenta uno de los mejores viajes que se pueden hacer dentro de Europa, y disfruta de un circuito único en la República Checa. Podrás recorrer los lugares más emblemáticos del país y sentir cómo late el corazón de una nación muy especial. En este maravilloso destino te esperan sorpresas tan agradables como el Castillo de Praga, la Catedral de San Vito, el Reloj Astronómico, la ciudad balneario de Karlovy Vary, la ciudad de roca de Adršpach, las grutas de Punkva, el parque geológico GeoLoci y una de las mejores cervezas del mundo. Aprovecha la oportunidad y reserva ya uno de nuestros viajes organizados a la República Checa.
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Praga y Budapest son dos ciudades increíbles que te enamorarán y seducirán con gran facilidad. Así que, ¿te apuntas a visitarlas con el circuito organizado que te presentamos a continuación?
Con esta escapada a Praga para los más mayores podrás descubrir el encanto de la ciudad y descubrir rincones como el Puente de Carlos, la plaza de la Ciudad Vieja o el Castillo. ¿Te lo vas a perder?
Recorre dos ciudades únicas, Berlín y Praga te están esperando en este viaje. Visita el muro de Berlín, la isla de los museos y la Alexander Platz. Y en Praga conocerás el Barrio Judío y el Puente de Carlos.
¡Anímate con este circuito para mayores y descubre las fascinantes ciudades de Praga, Bratislava, Budapest y Viena! ¿Te apuntas?
Con este viaje organizado para los más mayores tendrás la oportunidad de descubrir dos capitales europeas increíbles: Berlín y Praga.
Viajar es siempre una experiencia maravillosa. A continuación, te proponemos un fantástico viaje para los más mayores en el que descubrirás Berlín, Praga, Budapest y Viena.
¿Te imaginas conocer las ciudades de Berlín, Praga, Budapest y Viena en un solo viaje? Estás de suerte. Ahora con este circuito organizado para los más mayores podrás hacerlo.
Déjate llevar por un encanto único con este fantástico viaje para los más mayores en el que te esperan las ciudades de Praga, Budapest, Viena y Bratislava. ¿Te apuntas?
La República Checa, y más concretamente Praga, es una apuesta segura para los viajeros que buscan hacer una escapada inolvidable y llena de momentos especiales. Su encanto medieval, la naturaleza, las aguas termales y, por qué no, la cerveza, configuran una oferta turística muy difícil de rechazar.
Seguro que si hacemos el ejercicio mental de pensar en la República Checa en su conjunto, nuestra cabeza nos traerá solamente imágenes de Praga. Y lo cierto es que no es de extrañar, ya que la capital del país es una ciudad moderna, vibrante y atractiva, que conserva todo su encanto medieval y cuyo centro histórico encierra rincones tan hermosos que son difíciles de creer. En Praga viven algo más de un millón de personas, y recibe dos sobrenombres, a cuál más sugerente: “la Ciudad de las Cien Torres” y “la Ciudad Dorada”.
Praga nos hace creer que estamos dentro de un cuento de hadas en el que, dentro de mágicas torres, hay hermosas princesas que están esperando a que un caballero llegue a lomos de su corcel para rescatarlas. Pasear por las calles empedradas de la capital de la República Checa es una auténtica maravilla, ya que en ellas se unen belleza, historia y entretenimiento. Entre esas calles descubriremos antiguos parques y jardines, elegantes cafés, castillos y puentes medievales, tiendas con las últimas tendencias, leyendas y, por supuesto, los mejores lugares para probar la increíble cerveza checa, para algunos la mejor del mundo.
Los lugares más emblemáticos de la capital checa son: el castillo, el monumento más importante, no solo de la ciudad, sino de todo el país, que con sus más de 70.000 metros cuadrados está considerado el castillo más grande del mundo; el Reloj Astronómico, en la torre del antiguo Ayuntamiento de la Ciudad Vieja, frente al que, cada hora, cientos de personas se congregan para ver el desfile de los apóstoles; el puente de Carlos, que une la Ciudad Vieja con el barrio de Malá Strana y que es el puente de piedra más antiguo de la ciudad; la Catedral de San Vito, todo un símbolo de la ciudad; el Callejón del Oro, uno de los rincones con más encanto de la ciudad y que se encuentra dentro del recinto del castillo; y la Iglesia de Nuestra Señora, que contiene la imagen del Niño Jesús de Praga y que constituye uno de los lugares de peregrinación para católicos más visitados de Europa.
Pero la República Checa es mucho más que Praga. La República Checa son montañas, extensas praderas y masas de bosques, especialmente de coníferas, buen vino, paisajes hermosos, rincones pintorescos, parques nacionales y ciudades de roca. Las más destacadas son Adršpach, que emerge creando callejuelas, quebradas y senderos, y las grutas de Punkva, en las que, además de admirar catedrales con estalagmitas, podremos visitar también el fondo del abismo Macocha y navegar por las aguas del río subterráneo Punkva. También es digno de una visita el parque geológico GeoLoci, en el que descubriremos cómo vivía la gente y cómo logró explotar la riqueza natural durante siglos.
Capítulo aparte merece la ciudad balneario de Karlovy Vary, en la región de Bohemia, famosísima por sus preciosos cristales artesanales. Y es que en la República Checa las aguas termales son toda una institución: a lo largo y ancho del país hay decenas de balnearios a los que, cada año, se dirigen miles de personas para disfrutar de las propiedades medicinales de sus aguas.
La cocina checa es rica y variada. El cerdo es muy habitual, aunque, poco a poco, la ternera y el pollo se van haciendo un hueco en la gastronomía moderna. El ganso, el pato y el conejo, así como otros animales salvajes, aparecen con cierta frecuencia en los platos checos. El pescado, por el contrario, no es muy habitual en el recetario tradicional del país. Excepto en Navidad, cuando se suele comer trucha o carpa en los banquetes familiares. El considerado plato nacional es el cerdo asado con pasta. También son muy populares el lomo marinado y la sopa de puré de patatas. En cuanto a los postres, los más populares son las frutas envueltas en pasta, que se sirven con mantequilla y acompañadas de queso fresco. Las cervezas checas son muy conocidas, sobre todo las de tipo Pilsen. En algunas regiones de la República Checa se produce un vino de calidad, siendo los más conocidos los del norte de Praga (Mělník).