Viajes y circuitos a Eslovaquia

Descubre los mejores circuitos y viajes a Eslovaquia

Ven a conocer un país casi desconocido con esto viajes y circuitos a Eslovaquia. Disfruta de todo cuanto puede tener este país que se halla en el corazón de Europa: escarpadas montañas por donde realizar una ruta de senderismo; pueblecitos encantadores donde degustar la mejor gastronomía y ciudades vibrantes y llenas de energía. Ven a conocer Eslovaquia con estos viajes de la manera más cómoda y sencilla.

CIRCUITOS
2 circuitos
Completo
Eslovaquia: Mercadillos Navideños de Bratislava

Eslovaquia, 4 días

Visitando: Bratislava, Győr, Viena, Prnava, Pistian

Envuélvete de Navidad en este circuito por los mercadillos navideños de Bratislava y otros países. Pasearás por la Abadía de Pannonhalma, descubrirás los mercadillos de Viena y te enamorarás de las calles de Bratislava.

Un país encantador lleno de sorpresas

País de raíces celtas y bárbaras, Eslovaquia es mucho más de lo que cualquier persona cree saber de él. De reciente nombramiento pero con una vasta historia y cultura, Eslovaquia ha sido territorio conquistado por diferentes Imperios, empezando por el romano, pasando por el austrohúngaro y casi acabando por el otomano, entre otros. Estos imperios, algunos más crueles que otros, han dejado, para bien o para mal, su estela cultural en todos los ámbitos haciendo que Eslovaquia sea aún más rica si cabe de lo que era anteriormente. Aun así, un territorio tan pequeño rodeado de otros más grandes, ha hecho que Eslovaquia haya sido de unos y de otros hasta 1989, cuando el país eslavo se separó de Checoslovaquia y se crearon dos país, tal y como hoy los conocemos: Eslovaquia y República Checa. Actualmente, Eslovaquia es un país, interesante, repleto de pequeños pueblecitos escondidos en los Cárpatos y donde sus habitantes han sabido cuidarlo hasta la médula. Con más de 5 millones de habitantes y con un alto Producto Interior Bruto, el país sabe cómo conservar sus tradiciones a la vez que se van modernizando. Los eslovacos, más tímidos que fríos, están orgullosos de su cultura y defienden y practican su folclore, desde los mayores hasta los jóvenes. Sus paisajes naturales son su principal reclamo. El Danubio que cruza el estado y los Cárpatos que atraviesan todo el norte del país, hacen que Eslovaquia posea unos paisajes alpinos impresionantes, valles verdes donde los lagos y cascadas son lo más común. Pero además de su naturaleza, sus ciudades también merecen ser nombradas. Bratislava, la capital, está repleta de juventud, de lugares animados, de parques para disfrutar del aire libre. En definitiva, Eslovaquia merece una visita bien a fondo para hablar de ella con criterio.

Bratislava es su capital, una ciudad repleta de vida y de cultura. Muchos visitantes aprovechan su visita a Viena para pasar unas horas en la capital de Eslovaquia, ya que ambas ciudades están a 80 kilómetros de distancia. Pero no darle el protagonismo suficiente a la ciudad eslovaca, tal vez sea un error. Bratislava es una ciudad con encanto, de calles adoquinadas y con un sinfín de teatros, centros culturales y museos. Además, la urbe posee monumentos con gran valor histórico que merecen una visita. El casco antiguo de la ciudad, a orillas del río Danubio, es donde se concentran casi todos los edificios con interés patrimonial. Para comenzar la visita, se recomienda un clásico, el castillo de Bratislava, un edificio mítico en la ciudad que se empezó a construir en el siglo X. Está situado sobre una colina por lo que al subir hasta él, disfrutarás de unas agradables vistas de la ciudad. A 200 metros del castillo, se encuentra la catedral de San Martín, de estilo gótico y construida en el siglo XIII, la catedral más importante de la urbe. A pesar de sus líneas sencillas, el monumento tiene un gran valor en el país. También, a muy pocos metros de la catedral se encuentra la Puerta de San Miguel, el único arco de entrada que se conserva de las antiguas fortificaciones. Hay que destacar que esta edificación es la más antigua de la ciudad. Paseando por el casco antiguo todo es una belleza. Otro de los monumentos que hay que ver sí o sí, es el ayuntamiento, un edificio del siglo XIV. Y para acabar la visita a Bratislava, qué mejor que degustar una de sus famosas cervezas en una de sus plazas empedradas.
Casi en la otra punta del país, se encuentra otra ciudad con mucha vida. Estamos hablando de Kosice. Esta ciudad se considera la capital cultura del país, y merece la pena conocer sus rincones. El casco histórico es de lo mejor de la urbe, y la joya de la corona es la catedral de Santa Isabel, de estilo gótico y construida en el siglo XIV. Además de este monumento, la ciudad esconde más de 500 bienes protegidos. Simplemente paseando, sin querer, uno se va topando con fuentes, casas y edificios de gran valor.
Y de una ciudad vibrante a los Montes Tatras, un lugar repleto de escarpadas montañas, inmensos lagos y lo mejor, una soledad arrolladora. En estos montes, a 300 kilómetros de la capital, se encuentra uno de los parques más valorados del país, es el parque homónimo a los montes y es una de las zonas naturales más bellas de la región, además de estar catalogado como Reserva de la Biosfera por la Unesco. En esta zona, hay numerosas rutas de senderismo, bien señalizadas donde se podrá pasear tranquilamente por valles, lagos glaciares y montes nevados. Aun así, antes de comenzar una de estas marchas hay que informarse bien sobre las condiciones climatológicas y hay que ir bien equipado, siguiendo los consejos de los profesionales. Además del senderismo, se puede realizar cualquier deporte de nieve.
Y para conocer la tercera cara de Eslovaquia, la más rural, hay que viajar hasta Banská Štiavnica, un pueblecito donde su casco antiguo se preserva intacto desde la Edad Media. Situado en el centro del país, la aldea de 10.000 habitantes se halla en el centro de una caldera de un antiguo volcán. Sus lugares de mayor interés son la plaza de la Trinidad donde está situada la columna de María y la Santísima Trinidad.
A pesar de su tamaño, Eslovaquia tiene de todo. Pueblos donde se respira tranquilidad, naturaleza para realizar deportes de aventura y ciudades donde disfrutar de la cultura. Es un país que da la bienvenida tímidamente a todo tipo de visitante. Por todo esto y más hay que visitar Eslovaquia.