Viajes y circuitos a Estonia

Descubre los mejores circuitos y viajes a Estonia

Disfruta de los mejores circuitos y viajes a Estonia y conoce los parques nacionales de Lahemaa y de Matsalu, las reservas naturales de Sooma y Vilsnadi, los molinos de viento, la Isla de Saaremaa, las pequeñas y pintorescas aldeas que salpican el paisaje, la insólita gastronomía local y las apasionantes y preciosas ciudades estonias son algunos de los puntos clave que convierten a esta república báltica en uno de los destinos de moda para realizar un viaje organizado.

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Descubriendo las joyas más brillantes del Báltico

De un tiempo a esta parte, Estonia, la más septentrional de las tres repúblicas bálticas, ha conseguido atraer las miradas del público internacional. Cada vez más viajeros eligen este país como destino por sus bellas ciudades y sus espectaculares espacios naturales.

Estonia, enclavada entre Rusia, Letonia y el mar Báltico, es uno de los países menos poblados de la Unión Europea, y uno de los más bonitos de esta parte del Viejo Continente. Es un país muy plano, con numerosos lagos e islas, y con encantos poco conocidos todavía por la mayoría de los viajeros. Una mezcla irresistible de sencillez báltica y sabores nórdicos, que hace de él un lugar sumamente fascinante, donde sus magníficos parajes naturales, sus variados paisajes, sus islas y su costa están listos para ser descubiertos.
Vayamos donde vayamos, Estonia tiene algo que ofrecernos. Sus parques nacionales invitan al esparcimiento. Entre ellos, destaca el magnífico Parque Nacional de Lahemaa, una de las más importantes áreas boscosas protegidas de Europa. Para los amantes de la ornitología, el Parque Nacional de Matsalu, donde migran numerosas aves acuáticas, constituye un verdadero paraíso. Además, el país cuenta con otras zonas protegidas, como las de Vilsnadi o Sooma.
Sobre el Mar Báltico, las islas estonias tienen, además de una característica naturaleza, aldeas antiguas, adorables y antiguos molinos de viento y arcaicas iglesias, que harán las delicias de los más nostálgicos. Entre todas las islas, destaca la de Saaremaa, la más grande y donde se encuentra el cráter que hizo el meteorito Kaali. Sus pintorescos pueblos evocan un aire histórico y atemporal. En Estonia se puede disfrutar, bien de una costa virgen, o bien de la soledad en una isla barrida por el viento, y eso sin renunciar a las comodidades de un país moderno, decidido a equipararse a sus vecinos nórdicos en cuanto a calidad de vida.
La gastronomía estonia se basa en una cocina muy sencilla cuyos ingredientes típicos son la carne de cerdo, las hortalizas y las patatas, acompañados generalmente por el pan negro, que se conoce como “leib”. Si deseamos probar la cocina más tradicional deberíamos probar el sült, carne de cerco cocinada en mermelada de espliego; pirukas, pasteles rellenos de carne con zanahorias y col, fritos o al horno, o verivorst, de sangre y arroz. El pescado se suele comer, normalmente, ahumado, siendo el salmón, la trucha y los arenques los más utilizados, mientras que, entre las carnes, aunque lo normal sea el cerdo, podemos encontrar también carnes de caza como el jabalí, el venado, el ciervo e incluso carne de oso.
Visitar Estonia es, también, visitar sus ciudades, entre las que destacan Artu, ciudad universitaria y la segunda ciudad más grande del país en cuanto a población; Pärnu, ciudad costera en el Golfo de Riga, llamada la capital veraniega de Estonia por ser el lugar preferido por los extranjeros durante los veranos y, por supuesto, Tallin, la capital y ciudad más poblada de Estonia.
Tallin es una ciudad de cuento de hadas, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997. La ciudad vieja de Tallin es un recinto amurallado con gran cantidad de edificios medievales y góticos, por la que vale la pena perderse mientras paseamos por sus callejuelas adoquinadas contemplando sus edificios con tejados cónicos y anaranjados, visitando alguna de sus múltiples galerías y, después, poder relajarnos en alguno de sus pequeños y acogedores cafés o restaurantes. Es una ciudad pequeña en la que podemos apreciar cómo se combina, perfectamente, la ciudad más moderna con la parte antigua.
Aunque lo mejor de Tallin es, simplemente callejear, pasear por sus murallas medievales, o subir a sus miradores, también es interesante conocer sus lugares más emblemáticos: el Ayuntamiento, un edificio gótico construido en el siglo XV y que tiene, en lo alto, una veleta llamada “Viejo Tomás”, una figura de un soldado medieval convertido en el símbolo de la ciudad; la Puerta Viru, dos de los torreones más característicos de la muralla; el Pasaje de Santa Catalina, donde podemos encontrar artesanos, joyeros y un sinfín de tiendecitas que nos transportarán al siglo XIII; la Catedral Ortodoxa de Alexander Nevski, uno de los templos más atractivos de Tallin. Y para disfrutar de una fabulosa vista panorámica de la ciudad hay que subir a la colina de Toompea.