Turquía: Estambul y Grecia Clásica
- Duración
- 9 días
- Tipo de circuito
- Circuito
¡Qué bien sienta viajar! y más con este circuito que te llevará a ciudades de dos países increíbles, llenos de cultura, diferente entre sí, pero que guardan similitudes, tradiciones ancestrales y donde se respira mucha vida. Comenzarás en la increíble Estambul. En esta ciudad los días, semanas y meses no bastan para conocerla entera. Pero durante la estancia en la urbe intentaremos llevarte por todos sus principales monumentos, como sus mezquitas: la Azul y la Nueva, y sus basílicas, como la conocida Santa Sofía. Te adentrarás en el increíble Gran Bazar y navegarás por el Bósforo donde obtendrás una vista diferente de la Estambul asiática y la europea. Además de recorrer sus calles, habrá tiempo para que degustes una de las gastronomías más alabadas por los grandes chef donde no solo el Kebab está delicioso, sino muchos otros platos de origen árabe.
“Grecia y Turquía, un tándem perfecto, donde existe una mezcla perfecta entre Oriente y Occidente. Esto es palpable en cualquiera de sus elementos: es sus ciudades, sus cascos antiguos, su vestimenta y en su gastronomía, exquisita en cualquiera de los dos países”
Este increíble viaje solo acaba de empezar conociendo una de las ciudades más interesantes del mundo. Pero ahora es el turno de la bella Grecia, un país que ha visto nacer la civilización occidental, donde se creó la democracia, los Juegos Olímpicos y la musaka. En este hermoso país estarás seis días, en los que Atenas, la capital te dará la bienvenida. En esta caótica ciudad no puedes perderte la imponente Acrópolis, construida en el año 499 a.C. aproximadamente. Esta ciudad es divertida, vibrante, llena de vida. Pero Atenas no solo será la protagonista en este viaje, Olympia, la antigua ciudad donde se celebraron los famosos Juegos Olímpicos por primera vez, será la siguiente parada. Esto ya se está terminando y como despedida, Kalambaka te estará esperando para enseñarte su famoso Monasterio de Meteora construido dentro de una roca. Grecia te dirá adiós en Atenas, de nuevo.
Vive experiencias únicas
Prepara tus cinco sentidos porque el Gran Bazar quiere que los utilices al máximo. Las especias desafían tu olfato con olores que nunca has captado. Los gritos de los comerciantes pelean entre ellos para atraer tu atención mientras el muecín llama a la oración con sus evocadoras oraciones desde el minarete. Las alfombras, los tapices, las pipas, los objetos de artesanía o las joyas se muestran ante tus ojos mientras caminas por las más de 4.000 tiendas de este inmenso zoco en el centro de Estambul.
No lo dudes: disfruta del tacto de las telas, de la madera o del marfil y deja que el tendero te obsequie con un delicioso té mientras te explica que no encontrarás un mejor producto en todo el Gran Bazar. Entonces, con tus sentidos plenamente activos, llegará el momento de regatear. No sólo es una cuestión de ahorrar dinero, es algo más. Es costumbre, es tradición y es un espectáculo, porque a menudo tus peticiones son respondidas con gestos exageradamente cómicos por el vendedor. Forma parte de la ceremonia y tú, querido viajero, no puedes perdértela... porque eres el protagonista.
El Gran Bazar tiene 18 grandes puertas, está cubierto por pequeñas cúpulas y cuenta una extensión total de 200.000 metros cuadrados. En origen, este Gran Bazar eran dos, el Inner Bedesten y el Sandal Bedesten, construidos uno junto al otro después de la conquista turca.
El Gran Bazar cierra los domingos, así que si quieres vivir la experiencia de comprar algo o simplemente pasear por sus varios kilómetros de carriles será mejor que vayas de lunes a sábado.
Si quieres fotografiar una de las imágenes más impactantes del mundo, tienes que ver Estambul desde el imponente estrecho del Bósforo. Ese perfil urbano de palacios, minaretes y cúpulas te va a dejar con la boca abierta, sobre todo si lo contemplas al atardecer, cuando un sol rojizo que se oculta detrás de las mezquitas y las luces de la ciudad antigua compiten con las de los ferries rastreando el agua.
Desde el Cuerno de Oro, el mismo que protegió a griegos, romanos, bizantinos y otomanos durante siglos podrás divisar las dos mitades de la antigua Constantinopla, una europea y la otra asiática. Y descubrirás las peculiares yali, unas casas de madera situadas al borde del mar y que en su mayoría datan del siglo XIX. Para entonces, querido amigo, es posible que hayas dejado la cámara a un lado con decenas de fotos ya tomadas y simplemente te dediques a disfrutar del momento y de la bendita brisa que te arropará.
Si el paseo en barco te abre el apetito, no puedes perderte los bocadillos de caballa fresca en el muelle de Eminönü, donde te cruzarás con muchos lugareños que van a hacer lo mismo que tú: saborear un pescado recién hecho a la parrilla.
Estás en Atenas, la ciudad más olímpica del mundo, donde terminó la carrera del mensajero que dio lugar al maratón o la que acogió los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna. Y fue en este estadio, el Panatenaico, que ahora puedes visitar cómodamente, ya que está situado en el centro de la ciudad, en el valle junto a la colina Ardittós, entre una zona cubierta de pinares y los barrios de Mets y Pangrati. Allí se construyó en el siglo IV a. C. para acoger las competiciones panateneas.
Cuentan que durante la inauguración, a la que asistió el emperador Adriano en el año 120, se mataron ¡1.000 animales salvajes! Años después, Herodes Ático lo reconstruyó en mármol blanco, pero el estadio acabó abandonado –y de hecho, el mármol se usó para otros edificios- hasta que a finales del siglo XIX, el filántropo griego Georgios Averof decidió devolverlo a la vida y permitirte contemplarlo en toda su grandeza. Donó cuatro millones de dracmas para que el estadio pudiese ser la sede de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en 1896 siguiendo la misma estructura que tenía en la época de Herodes con gradas para 70.000 espectadores, pista de atletismo y una zona central para deportes de campo. En esta última se celebraron, en los Juegos Olímpicos de 2004, las competiciones de tiro con arco.
Si tu recorrido por Atenas es en noviembre, tienes muchas opciones de encontrar engalanado el Estadio Panatenaico porque cada año alberga la línea de meta del Maratón de Atenas, sin duda la más auténtica del mundo.
El istmo que separa el mar Jónico del Egeo es tan estrecho que todos los gobernantes desde los tiempos antiguos han tenido la misma idea: crear un canal y ahorrarle a los barcos 400 kilómetros rodeando la península del Peloponeso.
Periandro, tirano de Corinto, ya lo propuso a finales del siglo VII, pero en ese momento era una obra demasiado costosa, así que optó por hacer una calzada a través de la que pasaban los barcos pequeños arrastrándolos sobre rodillos de madera. Así se hizo hasta el siglo XIII porque Alejandro Magno, Nerón o Calígula, entre otros, chocaron con los mismos impedimentos y alguno más, porque las invasiones galas interrumpieron el proyecto que, realmente, no se acabó del todo hasta finales del siglo XIX cuando una compañía francesa terminó el impresionante canal que ahora podrás contemplar desde un puente: un sendero de agua abierto en roca viva, con seis kilómetros de largo y 23 metros de ancho y unas espectaculares paredes verticales de 90 metros de altura. ¡Vigila tu vértigo y cuida que no se te caiga la cámara de fotos!
El Canal de Corinto no se acabó realmente hasta el siglo XIX; pero las obras comenzaron mucho antes y tuvieron un protagonista de excepción, el emperador Nerón, que dio el primer golpe con un pico de oro. El trabajo duro se lo dejó a 6.000 esclavos judíos.
Pláka es una de las zonas más animadas de Atenas. Y no es nuevo, porque esto ha sido así desde hace mucho tiempo. No en vano, es la zona habitada más antigua de la ciudad y conserva todo el carácter que el paso de los años ha otorgado a este barrio residencial tan animado en el que conviven atenienses y viajeros. Es verdad que encontrarás pocas casas anteriores al periodo otomano, pero comprobarás que aún se respira aire de tradición. ¿Sabías que se cree que el nombre de Pláka procede de la palabra pliaka, que es como denominaban a los soldados albaneses al servicio de los turcos que se asentaron en esa zona de Atenas en el siglo XVI?
Durante tu paseo por el barrio vas a encontrar una gran variedad de tabernas donde picar algo, tiendas de antigüedades y de todo tipo, un ambiente heterogéneo, producto de la mezcla de los visitantes y de los residentes porque, de hecho, ni siquiera la abundancia de viajeros ha borrado el carácter de barrio residencial de la zona. Y por supuesto, no te pierdas los monumentos, que los hay, especialmente sus iglesias. Toma nota, querido viajero: la Metrópoli o catedral de Atenas –más bien reciente, porque es del siglo XIX-, la Panagía Gorgoepíkoös, conocida como la pequeña catedral, y la Agios Nikólaos Ragavas, una iglesia bizantina del siglo XIII.
Siempre es un buen momento para bucear por las tiendas y tabernas de Pláka, pero si tu visita coincide en fin de semana y especialmente en domingo, obtendrás el doble de ambiente y encanto porque coincidirás con el momento álgido de lo que algunos llaman el mercado de pulgas, una amalgama de vendedores donde podrás encontrar casi de todo.
Enseguida te darás cuenta de que estás en un paraje especial. Sólo tienes que mirar hacia arriba y contemplar lo que te rodea: espectaculares formaciones geológicas creadas a lo largo de miles de años. Escapados valles, profundas gargantas y, para coronar todo ello, varios espectaculares monasterios bizantinos. ¿Alguien da más? Bienvenido, querido viajero, a Meteora, un paisaje Patrimonio de la Humanidad.
La obra de la naturaleza ya merecía de por sí tu visita, pero la historia de Meteora va mucho más allá gracias a los monjes que, desde el siglo XIV, empezaron a levantar monasterios en lo más alto de las montañas. Desde que en 1382 el monje Athanásios fundase el monasterio de Megálo Metéoro, se empezaron a levantar cenobios hasta un total de 24. Como muchos se abandonaron a finales del siglo XIX, hoy día sólo podrás visitar los seis que quedan en funcionamiento. ¡Pero qué seis! Para tu visita, eso sí, prepara bien tu ruta y, si vas justo de tiempo, selecciona los que prefieres ver para que te cuadren las distancias y los horarios de apertura de cada uno de ellos. Ten en cuenta que el Megálo Metéoro es el más antiguo y conocido por su imponente estructura, el Moni Agiou Nikolau es el más cercano a Kastraki, el Monte Agias Varvaras Rousanou destaca por sus vidrieras, el Moni Agias Triados es el más alejado y remoto y el Moni Agiou Stefanou cuenta con un interesante museo.
Cuando estés en Meteora, seguro que te preguntas cómo subían los monjes todo lo que necesitaban para construir los monasterios. No está del todo claro, aunque la teoría más extendida es que colocaban clavijas en las rocas para alzar todo el material. Otra teoría apunta que se volaban cometas sobre las cumbres, con cuerdas atadas a las que serían las primeras escalas de cuerda de la historia.
Cuida la vestimenta cuando visites los monasterios. Mantén tus hombros cubiertos y lleva pantalones largos o falda por debajo de las rodillas. Si no lo haces, te facilitarán en la entrada una falda cruzada para ponerte durante la visita.
Descubre el itinerario
- Alojamiento
- Estambul
- Desayuno. Almuerzo.
- Estambul
- Panoramica de Estambul con visita al Bazar de las Especial y Santa Sofía
- Crucero por el Bósforo
- Desayuno.
- Atenas
- Desayuno.
- Atenas
- Acrópolis con entrada
- Panorámica de Atenas
- Desayuno.Cena.
- Epidavros
- Mykines
- Olimpia
- Epidauro
- Micenas con entradas
- Desayuno. Cena.
- Delfos
- Panorámica de Olympia con entradas
- Desayuno.Cena.
- Kalambaka
- Panorámica Delfos
- Panorámica de Kalambaka
- Desayuno
- Atenas
- Monasterios de Meteora
- Desayuno.
- Atenas
Conoce un poco más de Turquía y Grecia
Turquía
La gastronomía turca es una de las mejores del mundo por la variedad de sus productos frescos y por su excepcional cantidad de influencias, producto de una localización geográfica que desde hace siglos ha convertido a este país en una encrucijada de civilizaciones.
Así, los fundamentos de la cocina turca proceden de Asia central, pero la expansión del Imperio Otomano introdujo ingredientes de Grecia, Arabia, Persia o los Balcanes, lo que otorgó a sus recetas una variedad asombrosa. Destacan, por ejemplo, las deliciosas sopas, los estofados, los kebabs, las albóndigas de carne y el pescado en las zonas de costa. También hay varios platos típicos hechos con legumbres y con verduras, una fruta deliciosa y unos dulces que hacen honor a su nombre. Para beber, el licor típico es el raki, un aguardiente de uva con sabor anisado que se suele tomar rebajado con agua. También hay que probar sus excepcionales tés y el delicioso (y particular) café turco.
Grecia
Uno de los grandes placeres para el viajero amante de la gastronomía será comer pescado o marisco fresco en una taberna a orillas del mar. Basta con escoger el lugar, preguntar al camarero y acompañarlo a la cocina para que te explique qué ha llegado hoy desde el puerto. Y para acompañar, nada mejor que una ensalada griega, con tomates que saben a tomates, pepinos que saben a pepinos y un queso feta para chuparse los dedos. Es habitual que encontremos la opción de consumir varios entrantes –mezédhes- y luego pedir los segundos por peso, no por raciones, porque en Grecia es típico pedir comida para compartir entre toda la mesa. La cocina griega es claramente mediterránea y está basada en los productos de temporada. Entre la carne destaca el cerdo, el cordero y el cabrito, y entre las verduras la berenjena, cuyo cocinado es un arte en Grecia. No hay que perderse el aceite de oliva, el vino y el licor nacional, el ouzo.
Turquía
En Turquía hay tiendas por doquier y los vendedores estarán encantados de conquistar al cliente con sus mejores artes.
Puede comprarse de todo: alfombras, tapices, pipas, boquillas de espuma de mar, palmatorias, lámparas, cajas, artesanía de madera, pieles y cuero, jarrones, lámparas, cerámica, azulejos, objetos de cobre o de ónice, juegos de café o de té… Y ojo, en muchas de las tiendas es posible regatear el precio.
Grecia
Los viajeros amantes de las compras se lo van a pasar bien en Grecia porque el país heleno ofrece una enorme variedad de opciones para desgastar la tarjeta de crédito. En Atenas, además de mercados tradicionales y tiendas de recuerdos, encontrarás tiendas de moda, joyerías y otros tipos de comercios elegantes. Y por todo el país hay artesanía muy variada para escoger. Destaca el trabajo del cuero, como las sandalias, los bolsos o los cinturones. La plata loánina también posee una larga tradición y es un excelente recuerdo. Y para los amantes de los souvenirs gastronómicos, nada mejor que el aceite de oliva, el ouzo, la retsina –vino tradicional con un sabor resinoso-, la miel o las especias.
Turquía
• 1 de enero: Día de Año Nuevo
•23 de abril: Fiesta Nacional de los niños y conmemoración de Ataturk
•19 de mayo: Fiesta de la Juventud y del Deporte
•30 de agosto: Fiesta de la Victoria
•Entre septiembre y noviembre: Fiesta del Sacrificio (religiosa)
•29 de octubre: Fiesta de la República
•Noveno mes del calendario musulmán: Fiesta del Ramadán (religiosa)
Grecia
• 1 de enero: Año Nuevo.
• 6 de enero: Epifanía.
• Miércoles de ceniza: 41 días antes de Semana Santa.
• 25 de marzo: Día de la Independencia.
• Desde el Viernes Santo hasta el Lunes Santo
• 1 de mayo: Día del Trabajo
• Pentecostés: 50 días después de Semana Santa.
• 15 de agosto: Asunción de Nuestra Señora
• 28 de octubre: Celebración Nacional.
• 25 de diciembre: Navidad
• 26 de diciembre
Los cajeros automáticos están en las principales ciudades del país y todos aceptan tarjetas de crédito de uso más común (Visa, MasterCard, Maestro, Cirrus, American Express, etc.). También se aceptan tarjetas de crédito en la mayoría de los comercios, aunque en algunos pueden preferir el pago en efectivo.
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.