Rusia: Rusia Imperial I
- Duración
- 8 días
- Tipo de circuito
- Circuito
Rusia tiene dos grandes urbes; Moscú y San Petersburgo y sólo paseando por sus calles podrás hacerte una idea formada de cómo es el carácter de los rusos y cómo ha ido evolucionando el país hasta nuestros días. ¿Nos vamos a conocer la Rusia Imperial que siempre quisiste contemplar con tus propios ojos? Pues arrancamos en la hermosa San Petersburgo. ¿Ya sabes quién es Pedro el Grande? Efectivamente: el fundador de la ciudad en 1703. A estas alturas ya conocerás que la llaman la Venecia del Norte, con sus 400 puentes… aunque en el frío Báltico. Entre los magníficos canales, te embelesarás con sus extravagantes palacios, las avenidas infinitas, y los fastuosos museos, como el Hermitage, considerado como uno de los mejores del mundo, y harás cientos de fotos a esos paisajes que brillan en una mezcla arquitectónica sublime, como en ningún otro lugar del mundo. Porque también late una ciudad moderna con sus cafés y barrios modernos a la última, que rompen el halo de tradición imperial. ¿Ya te has dado cuenta de que estás en una de las ciudades más hermosas del mundo?
“En Moscú encontrarás las raíces medievales con su Kremlin y la catedral de San Basilio, pero también recuerda su pasado más reciente en la Plaza Roja, donde reposa Lenin”
Aún con la bella San Petersburgo en la retina, te subirás a un tren que te llevará a la otra urbe imprescindible: Moscú. Allí encontrarás las raíces medievales con su Kremlin, que evoca a los príncipes moscovitas, y la catedral de San Basilio, que rememora la derrota de los tártaros. Pero la capital rusa también te recordará su pasado más reciente al cruzar la Plaza Roja donde reposa el ideólogo de la Revolución Rusa, Lenin. Entrarás en la catedral de San Basilio, el monumento más reconocible de toda Rusia. Al salir de la ciudad, podrás decir con satisfacción que “quien estuvo en Moscú, conoce Rusia”, como bien dijo Nikolai Karamzin. Y antes de regresar, te acercarás a la cercana Sergei Posad, el lugar donde nació el patrón del país y adonde cada año acuden en peregrinaje miles de personas. Pregunta por las matrioskas, seguro que los lugareños te cuentan con orgullo dónde estaba el taller del artesano que inventó la famosa muñeca hace poco más de un siglo.
Vive experiencias únicas
¿Te gusta la ópera o el ballet? Si la respuesta es sí, no puedes perderte una función en alguno de los teatros de San Petersburgo. Y si la respuesta es no, tampoco. Porque no estás en cualquier ciudad, estás en la capital cultural de Rusia, en la ciudad que destila elegancia desde el momento de su fundación y que te ofrece un enorme abanico de posibilidades.
Las más llamativas pasan por los dos grandes teatros de San Petersburgo, el Mikhailovsky y el Mariinsky. El primero de ellos, situado en la Plaza de las Artes, es uno de los teatros más antiguos de Rusia ya que se fundó en 1833. Por su parte, el Mariinsky es un espectacular edificio situado en pleno centro de la ciudad que acoge representaciones de ópera y ballet desde 1860. La temporada de representaciones es de septiembre a junio pero en verano también suele organizarse alguna.
Si quieres elegir la obra es importante que estés avispado y compres las entradas con antelación porque se acaban enseguida para muchas de las representaciones. Ojo con la vestimenta, no hace falta que te pongas un traje pero cuida las formas: no vayas con pantalones cortos, vaqueros rotos o ropas similares.
Dicen que San Petersburgo es la capital cultural de Rusia por su intensa agenda de conciertos, representaciones y manifestaciones artísticas. Lo podrás confirmar cuando contemples sus espectaculares teatros o pasees por el impresionante Museo Hermitage, que pese a ocupar seis edificios es solo uno de los 200 museos que tiene la ciudad. Esta impresionante pinacoteca es, sin duda, una visita ineludible de San Petersburgo.
Si quieres pasar un día dedicado a la cultura tienes centenares de opciones donde elegir. Por ejemplo el Museo Fabergé, donde se expone una de las mayores colecciones de estos famosos huevos. O el Erarta, una muestra de arte contemporáneo de artistas rusos. Si te gusta la historia y la política no te puedes perder el Museo del Bloqueo de Leningrado o el de Historia Política Rusa. Y obviamente, si estás en San Petersburgo, no puedes olvidar la tradición literaria que te recuerdan museos como el Dostoievski o el Nabokov.
La enorme fachada rococó de más de 300 metros ya te indica, nada más llegar, que estás ante un edificio lleno de lujos que sirvió durante décadas de residencia estival a los zares. El complejo monumental de palacios y jardines, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, sufrió graves desperfectos en la Segunda Guerra Mundial y su restauración no concluyó hasta 2003.
Vas a poder sentir toda la ingente elegancia subiendo por la escalinata de honor, decorada con jarrones chinos y japoneses originales, o paseando por la gran sala de 360 metros cuadrados que se iluminaba con 696 velas durante las recepciones y los bailes. Déjate deslumbrar por el lujo de las salas, los baños y las galerías de arte del palacio. No te pierdas el pabellón de Ágata, profusamente decorado con piedras preciosas, y la Cámara de Ámbar, decorada con este lujoso material propio del mar Báltico. Ojo, en esta sala no se pueden hacer fotos porque es muy sensible a los flashes de las cámaras.
La Cámara de Ámbar estuvo enteramente recubierta con 52 metros cuadrados de ámbar, pero los alemanes lo robaron todo en 1942… y su rastro se perdió.
Se llama la plaza de los Teatros y hace honor a su nombre. Hasta tres grandes teatros se juntan en esta zona del centro de Moscú que rezuma cultura por todos los lados. Si tienes que elegir uno, no lo dudes: el Bolshoi es el más famoso y representativo.
Su edificio actual data de 1825 y fue completamente rehabilitado en 2005. Para verlo tienes dos opciones. Por un lado, puedes contratar la ruta guiada que organiza el propio teatro los lunes, miércoles y viernes. Eso sí, las explicaciones son en inglés y por eso, ya que te pones, quizá la opción más completa y apasionante sea disfrutar en directo de una de sus representaciones. En el Bolshoi se celebran espectáculos en tres ubicaciones diferentes: el escenario principal o histórico, el nuevo escenario y el Beethoven Hall.
No podrás comprar las entradas para el recorrido guiado por el teatro a través de internet, así que tendrás que ir a las taquillas. Eso sí, conviene que vayas pronto para asegurarte un hueco. Las entradas para las representaciones se pueden comprar a través de la página web.
Si ves una M roja a pie de calle, no lo dudes, baja por las escaleras mecánicas y disponte a disfrutar de un museo bajo tierra. El metro de Moscú recibe el sobrenombre del palacio del pueblo porque está accesible a toda la población y de hecho es el más usado del mundo, con más de siete millones de pasajeros. Tiene unas estaciones decoradas como las residencias de la alta sociedad, con lámparas de araña, lujosos mármoles y elegantes azulejos. Puedes visitarlas al azar y probar en cualquiera de sus 197 estaciones.
Por ejemplo Park Pobedi, la más profunda, 84 metros y con unas escaleras que parecen no tener fin. Allí encontrarás un mural en recuerdo de la Segunda Guerra Mundial y preciosos mármoles. O la majestuosa Komsomólskaya, con sus paredes de mosaicos de espectaculares piedras esmaltadas; Elektrozavódskaya, repleta de retratos de científicos y estatuas de soldados, obreros y campesinos con bajorrelieves de mármol blanco. La de Slavianski Bulvar está construida en estilo art noveau y la de Arbátskaya pensada en un principio como refugio ante un ataque aéreo.
El Metro de Moscú, inaugurado en 1935, es el más transitado del mundo, con siete millones de pasajeros al día, así que prepárate para un enorme trasiego de personas.
Es el recuerdo más famoso de Rusia así que será difícil que no te traigas al menos una Matrioska en la maleta. La famosa muñeca, que contiene una figura dentro de la otra, es uno de los símbolos nacionales pese a que su origen está en Japón. Un potentado mecenas la introdujo en el país y abrió el primer taller para fabricarlas en Sergiev Posad a principios del siglo XX. Ahora las vas a encontrar en cualquier mercadillo o tienda de recuerdos, aunque tendrás que poner atención para analizar dónde, de qué y cómo están hechas: lo ideal es que estén hechas artesanalmente en Rusia, en madera de tilo y pintadas a mano.
Otra opción es ir a las afueras en el mercadillo de Ismailovo, donde las encontrarás más baratas. Y si lo prefieres, resérvate para cuando viajes a Sergei Posad, la ‘cuna’ de la Matrioskas. Elige la que más te llame la atención porque, además de un recuerdo, te vas a llevar la esencia de la gente rusa: maternidad, familia y unidad.
Para llegar a apreciar las fabulosas murallas del mercado aconsejamos que si vas en metro te detengas en la parada anterior a Izmailovskaya, Partizanskaya
Ha llegado el momento de darte un capricho. Porque hoy es hoy y te lo mereces. Caviar y vodka, que para algo estás en Rusia. Puedes darte este gustazo en cualquier ciudad del país aunque será más sencillo en Moscú, donde hay más lugares para comprarlo.
Fíjate en que es caviar auténtico y evita comprarlo a granel ,aunque sea tentador porque normalmente es más asequible. Opta mejor por el envasado en frascos de cristal y debidamente etiquetado. Del mismo modo es mejor comprarlo en tiendas que en mercados, así reducirás las opciones de engaño y multiplicarás las posibilidades de comprar un producto que haya contribuido a la pervivencia del esturión, cuyas huevas son el caviar negro.
Un excelente lugar para probar el típico caviar ruso y otros manjares de la gastronomía del país es el café Pushkin, que ofrece menús degustación con todo tipo de platos. Está en Tverskoy Boulevard, 26ª.
Una de las grandes atracciones turísticas de Moscú desde hace décadas. Ni siquiera el fin del comunismo y la caída de la Unión Soviética han frenado su poder de atracción. La momia de Lenin sigue generando colas a la puerta de su mausoleo y tú solo tienes que esperar tu turno para verla en directo. Basta con tener paciencia y podrás contemplar en directo el cadáver embalsamado del líder de la Revolución Rusa. Se expone al público desde 1924 después de que Stalin encargase a un grupo de científicos buscar la mejor forma de conservar el cuerpo.
Detrás de un cristal antibalas Lenin recibe a los curiosos de cuatro en cuatro con un traje limpiado una vez al año, cuando el cuerpo es movido, ‘arreglado’ y tratado con una solución especial para asegurar su conservación. Y pensar que Lenin pidió ser enterrado en San Petersburgo junto a su madre…
En el camino al mausoleo de Lenin puedes ver la Necrópolis de la muralla del Kremlin, donde están enterrados expresidentes como Stalin o Brézhnev o ídolos soviéticos como el astronauta Yuri Gagarin.
Descubre el itinerario
- Cena.
- San Petersburgo
- Desayuno. Almuerzo.
- San Petersburgo
- Panorámica de San Petersburgo
- Desayuno.
- San Petersburgo
- Desayuno.
- Moscú
- Desayuno. Almuerzo.
- Moscú
- Panorámica de Moscú
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- Moscú
- Desayuno.
- Moscú
Conoce un poco más Rusia
Una extensión enorme y una historia tan rica sólo podían generar una gastronomía variada y ecléctica, enriquecida por las influencias que llegan desde el Báltico hasta el Extremo Oriente.
La abundancia de cereales y verduras genera un enorme surtido de panes, ensaladas y aperitivos, y sirven como base a las sopas, uno de los platos fundamentales en la cocina rusa. Destacan, por ejemplo, la shchi (hecha de repollo) y la solyanka (con verduras encurtidas, carne y patatas). También son típicos los zakuski o aperitivos y las ensaladas, entre las que destaca la salat olivye (carne picada, queso y verduras mezcladas con mayonesa) y la selyodka pod shuboi (literalmente, ‘arenques con abrigo de piel’). La comida tradicional rusa contiene mucha carne y es bastante pesada, aunque el pescado también es muy popular, gracias a la gran variedad, entre la que destaca el salmón, el esturión o el lucio. Como en todos los países fríos, suele haber predilección por los platos muy calóricos.
Es difícil marcharse de Rusia sin llevarse una matrioshka en la maleta. Estas muñecas de madera apiladas unas dentro de las otras son el recuerdo más tradicional de Rusia y se pueden encontrar en todos los puestos de artesanía y las tiendas de souvenirs.
Otra opción económica son las palej, unas cajitas de madera cuya tapa está decorada con diversas escenas. También es habitual comprar prendas para combatir el frío, como los gorros de piel o el pañuelo de babushka, hecho con lana fina. No podemos olvidar el ámbar de la costa del Báltico –aunque hay que tener cuidado con las falsificaciones-; la Gzhel, una porcelana azul y blanca, y el samovar, la tetera tradicional rusa. Y si optamos por un recuerdo gastronómico, una botella de vodka o una lata de caviar –un máximo de 250 gramos- siempre serán una excelente opción.
• Año Nuevo: 1 de enero
• Navidad ortodoxa rusa: 7 de enero
•Día de los Defensores de la Patria: 23 de febrero
•Día Internacional de la Mujer: 8 de marzo
•Día del Trabajo y de la Primavera: 1 de mayo
•Día de la Victoria: 9 de mayo
•Día de Rusia: 12 de junio
•Día de la Unidad Popular: 4 de noviembre
•Día de San Petersburgo: 27 de mayo
•Día de Moscú: 10 de septiembre
El visado es obligatorio para poder entrar en la Federación Rusa y debe gestionarse antes de partir, porque no se otorga en el control fronterizo. Quien no tenga visado, será devuelto a su país en el siguiente vuelo de la compañía aérea con la que viajó. El visado es una etiqueta que normalmente suele ir pegada en una página del pasaporte. No hay que confundir la invitación para la solicitud del visado –que se puede comprar en agencias de viajes o por internet u pedir al hotel donde nos vayamos a alojar- con el visado en sí. Una vez obtenido éste, conviene revisar que todos los datos son correctos.
Asimismo, es recomendable revisar el estado del pasaporte porque, según alertan desde el Consulado ruso en España, en los últimos años los pasaportes españoles pueden venir con un defecto de fábrica que hace que las tapas se despeguen y, si eso sucede, no le dejarán entrar en la Federación Rusa. Compruebe que el pasaporte esté bien pegado abriendo varias veces con un giro de 180 grados las tapas y las páginas centrales. Además, el pasaporte debe tener una foto actualizada y tiene que estar vigente hasta un mínimo de seis meses después de la finalización del visado.
Los cajeros automáticos están en todo el país y casi todos aceptan tarjetas de crédito de uso más común (Visa, MasterCard, Maestro, Cirrus, American Express, etc.).
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.