Día 4: Zadar - Sibenik - Trogir - Región Split / Sibenik. Disfrutando de los tesoros mejor guardados del Adriático
RÉGIMEN
Desayuno. Almuerzo. Cena.
Transporte
Autocar, minibús o van
El ecuador del viaje se presenta emocionante. Hoy, después de desayunar, partiremos hacia Sibenik, una hermosa ciudad ubicada en la zona central de Dalmacia, junto a la desembocadura del río Krka en la costa del mar Adriático, y que es especialmente famosa por haber jugado un importante papel militar y estratégico en las luchas que los croatas mantuvieron en el mar contra Bizancio, el Imperio Otomano y la República Veneciana. Y es que Sibenik siempre ha sido un lugar clave, estratégico; incluso en la más reciente guerra de la antigua Yugoslavia, cuando sufrió serios desperfectos. Quién lo diría ahora, pensarás, porque su espléndido casco histórico, reconocido como Patrimonio de la Humanidad, es un fantástico catálogo de palacios, edificios señoriales, fortificaciones y templos de mucho interés.
La lista la encabeza la sensacional catedral de San Jacobo, restaurada al detalle después de sufrir un bombardeo en 1991 para conservar todo el esplendor de su mezcla de influencias artísticas entre la Italia del Norte, Dalmacia y la Toscana. ¿Sabías que es la única catedral de Europa hecha enteramente con piedra?
Nuestra siguiente parada será Trogir, una de las pequeñas grandes joyas de la región. Situada en una pequeña isla a escasa distancia de tierra firme, esta ciudad museo te ofrece una impresionante muestra de iglesias, calles, pequeñas plazas y palacios que te enviarán instantáneamente a la época medieval. Recorrer a tu aire esta pequeña ciudad amurallada, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997, es una auténtica delicia.
Y para acabar una jornada inolvidable, un broche de oro espectacular. Después de almorzar, vas a hacer una completa visita panorámica por la segunda localidad más grande de Croacia, Split. Allí encontrarás un casco histórico único en el mundo: ¡todo está dentro de un palacio romano! Resulta que Diocleciano se enamoró de la ciudad y decidió levantar una enorme residencia para retirarse en el siglo IV. A día de hoy, es una de las edificaciones romanas mejor conservadas del planeta, así que seguro que te quedarás con la boca abierta cuando cruces la Puerta del Oro y entres en el Palacio. Te recibirá un precioso patio interior denominado Peristilo, pero enseguida te darás cuenta de que hay mucho más. Porque Split se desarrolló durante años allí dentro; por eso podrás fotografiar las Puertas de Plata, de Hierro y de Latón, la iglesia de Santo Domingo y la sublime catedral de San Duye, que no es más que el mausoleo de Diocleciano reconvertido en templo religioso. Y aún te falta mucho más por ver: el templo de Júpiter, el baptisterio de San Juan, la Torre del Reloj o la Plaza del Pueblo, corazón comercial y administrativo de la ciudad a partir del siglo XV. Seguro que tanta belleza te ha abierto el apetito, así que disfruta de la cena antes de alojarte en tu hotel.