Día 2: Dubái. La magia de una gran ciudad
RÉGIMEN
Desayuno. Comida. Cena.
Transporte
Autocar, minibús o van
Visitas
Crucero en dhow tradicional con cena por Dubai Creek
Medio día Dubái clásico
Abres los ojos y te ubicas. Estás en Dubái, y la ciudad está esperando que te pongas en pie y salgas a descubrirla. La diferencia horaria entre España y Dubái no es demasiada, por lo que no te cuesta levantarte de un salto, vestirte, desayunar y salir a explorar una ciudad que cuando la veías en fotos no te imaginabas que te atraería tanto. Dubái es una ciudad impresionante. Una ciudad de contrastes. Una ciudad para visitar más de una vez aunque, por el momento, te conformas con tu primera parada: Al Bastakiya.
Conocido por ser uno de los barrios donde la herencia árabe se mantiene intacta, Al Bastakiya comenzó siendo el hogar de las antiguas casitas de comerciantes y pescadores migrantes, sobre todo de Irán. De hecho, el nombre Al Bastakiya se traduce como “lugar iraní”, y aún quedan núcleos de población descendientes de este grupo social. Las callecitas empedradas y las puertas ornamentadas te harán viajar años atrás. Lo cierto es que esta parte de Dubái es una de las más auténticas o, al menos, una de las que mejor han sabido conservar la tradición.
Uno de los grandes factores por los que este país era conocido a nivel internacional es por su comercio de perlas y por las rutas comerciales que manejaba en la antigüedad. Los Emiratos establecieron varios acuerdos comerciales con sus países vecinos, fomentando las buenas relaciones y la bonanza económica de manera independiente a los territorios occidentales. Con la llegada del petróleo, el país experimentó un fuerte crecimiento económico, transformándose a todos los niveles y convirtiéndose en el territorio multicultural y moderno que es hoy en día. El encanto de Al Bastakiya viene, precisamente, por ser una zona que conserva la esencia de la época anterior al petróleo, con casas típicas, cafeterías, restaurantes y teterías donde podrás pedirte un café con dátiles.
En un agradable paseo por el barrio, llegarás al gran Museo de Dubái, abrazado por una imponente muralla del siglo XVIII y en cuyo interior te espera un completo viaje a través de la historia de la ciudad y de la forma de vida de sus habitantes. Cerca de este punto, podrás visitar la hermosa Mezquita Jumeirah, una joya arquitectónica donde las haya que se alza como la mezquita más importante de Dubái, y no es para menos. Una gran cúpula preside una estampa que ya se ha quedado contigo para siempre. ¿Lo mejor? Que la entrada está permitida a turistas no practicantes del Islam, por lo que solo tendrás que cubrirte los brazos y las piernas para poder entrar y admirar la belleza de su interior.
Aún sorprendido por esta maravilla arquitectónica, te diriges a la orilla del mar para tomar un abra. Estos taxis fluviales son la mar de divertidos, y te conducirán de una punta a otra de la costa para llegar a tu próximo punto en el mapa: los emblemáticos zocos. Visitar por primera vez un zoco es una experiencia única. Callejuelas serpenteantes, conversaciones, regateos, aromas, artesanía, colores y más colores… Un universo mágico que se abre ante ti. Dubái es conocido por sus emblemáticos zocos, concretamente, por el Zoco de las Especias, el paraíso de cualquier chef, y el Zoco del Oro, con más de 300 puestecitos de productos chapados en oro libres de impuestos. Tentador, ¿verdad? Un consejo, ¡regatea! Siempre que quieras comprar algún producto en Emiratos Árabes Unidos regatea. Es obligatorio. Casi como un deporte nacional.
Con la sensación de haber vuelto a la realidad, repones fuerzas en un restaurante tradicional y después regresarás al hotel. Al atardecer, degustaras una exquisita cena mientras navegas a bordo de un dhow –una embarcación típica- por la Creek, la ensenada de la ciudad. El final perfecto para un día en el que te has empapado hasta los huesos de tradición árabe.