Las experiencias en cada puerto van a ser inolvidables. Y es que además de disfrutar de las actividades y comodidades que te ofrece el crucero y su tripulación durante los días de navegación, las paradas en los puertos más interesantes van a ser parte de la aventura. Ciudades monumentales, repletas de vida y patrimonio te darán la bienvenida.
Construida en 1542 por la República de Génova, la Fortaleza de Priamar se alza sobre el puerto de Savona en la colina. Durante el siglo XIX, fue utilizada como prisión para más adelante asumir el papel de castillo. Asimismo, también es interesante saber que en la región se excavaron restos prerromanos, romanos y bizantinos que actualmente se pueden visitar dentro de la fortaleza, en el Museo Arqueológico. Y no hay que olvidar que se pueden contemplar las hermosas y privilegiadas vistas panorámicas de la ciudad que ofrece este rincón.
Lo primero que se ve al llegar a Savona es una torre del siglo XIV que vigila la ciudad desde entonces. Es el símbolo de la localidad y su nombre es en honor a León Pancaldo, un navegante nativo de Savona que acompañó a Fernando Magallanes en su expedición. Antiguamente, formó parte de las murallas defensivas que protegían la ciudad y su posición estratégica permitía divisar quién se acercaba desde el mar. Por otra parte, justo al frente de la torre se encuentra Vía Paleocapa, una calle muy especial con hermosos arcos y repleta de bares, restaurantes y tiendas.
En pleno centro de la ciudad, se encuentra la Catedral de Savona que fue construida a finales del siglo XVI y se acabó en el año 1605. Su estilo arquitectónico es el barroco y posee tres naves y una torre campanario. En su interior, la catedral aguarda preciosos frescos, una pila bautismal, el presbiterio, un escritorio, un púlpito y un coro de madera junto a un órgano de tubos. Además, cerca de esta joya, se sitúa la Capilla Sixtina, la única gemela de la famosa Capilla Sixtina de Roma.
En el casco antiguo de Savona, se encuentra la Plaza Brandale, un rincón conocido por sus tres torres. Acompañada por dos torres medievales, la torre Brandale, de más de 45 metros de altura, está adosada al Palazzo degli Anziani y entre ambos aguardan frescos medievales, inscripciones, frisos y relieves de mármol. Asimismo, pasear por las cercanías, junto a las tiendas y comercios de las callejuelas, es también una experiencia más que recomendable.