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Mejores cosas que hacer en Islandia

Tierra de elfos y vikingos

El maravilloso país de Islandia, enclavado en mitad del Atlántico Norte y ubicado a medio camino entre Noruega y Groenlandia, se caracteriza porque, siendo un país relativamente pequeño, posee multitud de ecosistemas distintos. En un mismo se pueden observar montañas nevadas y glaciares a territorios desérticos, hermosas cataratas, amplios campos de lava cubierta de musgo, bosques alpinos o playas de arena negra volcánica.

Si estás pensando incluir Islandia en tu circuito por Europa o realizar un viaje en exclusiva para descubrirlo todo sobre esta fascinante nación, no te pierdas nuestra lista de Mejores cosas que hacer en Islandia.

Sumergirse en aguas termales

La famosísima Blue Lagoon o Laguna Azul se encuentra a solo 20 minutos en coche del aeropuerto internacional de Keflavík y a 40 minutos de Reykjavik. Es un balneario geotermal donde las vaporosas aguas son parte de una formación de lava. Las aguas templadas son ricas en minerales como sílice y azufre y se dice que sumergirse en las mismas ayuda a personas que padecen de enfermedades de la piel como la psoriasis. La temperatura media del agua en el baño y la zona de natación es de 40 grados.

No obstante, aunque la Laguna Azul se lleva toda la fama, la realidad es que hay otros manantiales en Islandia que merecen tanto la pena y que son, definitivamente, más baratos. En la norteña ciudad de Myvatn podrás vivir una experiencia auténtica sumergiéndote en las aguas calientes y azules islandesas sin multitudes o costes excesivos.

Maravillarse ante sus cascadas

Empezando por Gullfoss, la que para muchos es la cascada más bella no solo de Islandia sino del mundo. Se le conoce como la ‘cascada dorada’ debido a un asombroso fenómeno de refracción que los rayos solares se inventan en la neblina del agua. Todo un espectáculo.

Dettifoss es otra de las imprescindibles. Esta poderosa cascada cae drásticamente en un angosto cañón con su consecuente rugido. Es imposible no quedarse sin aliento al verla en persona.

Tampoco podemos dejar de recomendar Skogafoss, de prodigiosa belleza y con un salto de agua de 62 metros de altura y 25 metros de anchura. Aún más espectacular en días soleados, cuando se puede contemplar con un doble arco iris mágico. Además, puedes montar tu tienda a sus pies y disfrutar de las vistas mientras la luz aguante.

Avistar ballenas

En las aguas costeras de Islandia hay más de veinte especies de cetáceos, desde las marsopas más pequeñas del puerto hasta los animales más grandes de la tierra. Los avistamientos de especies más comunes son el rorcual aliblanco y las ballenas jorobadas, aunque siempre existe la posibilidad de ver animales menos convencionales, como las orcas y las ballenas de aleta. Además, podrán observar una gran variedad de aves marinas como el colorido frailecillo.

Observar cómo erupcionan los géiseres

Aunque el géiser original, llamado Geysir, no explosiona más ya que los expertos indican que el cráter se encuentra tapado por las piedras que los visitantes han ido depositando dentro de él, hay muchísima actividad ocurriendo en la zona. Uno de los géiseres expulsa al aire una columna de alrededor de 10 metros cada 6 minutos aproximadamente.

Montar a caballo

Pero no en un caballo cualquiera. El caballo islandés es, de hecho, tan único que está prohibido criarlos fuera del país para mantener su genética. Así, cualquier animal que abandone el país jamás podrá volver a entrar. Realizar una excursión a caballo es una forma inmejorable de experimentar la naturaleza islandesa.

Cazar auroras boreales

Debido al cambiante tiempo de Islandia nunca estará totalmente garantizado poder observar cómo las estrellas dejan paso a las auroras boreales. Eso sí, si tienes la suerte de tener cielos despejados, hay pocos lugares en el planeta mejores para contemplar este espectacular fenómeno.

Recorrer los Fiordos del Este

Una de las mejores cosas que hacer en Islandia es admirar una naturaleza casi virgen, donde predominan los fiordos profundos como Mjóifjörður, Seyðisfjörður o Áltafjordur. Para los interesados en la historia geológica de la isla, la costa este ofrece, además, grandes posibilidades para admirar una topografía que ha permanecido prácticamente idéntica desde que surgiera del mar hace aproximadamente 16 millones de años.

Descubrir su capital

Pese a no ser demasiado grande, Reikiavik es la ciudad más poblada del país, donde residen la mayoría de sus habitantes. Debido a ello, goza de un animado ambiente. Es imprescindible dar un agradable paseo por la zona del lago Tjörn, de las más bonitas de la ciudad por sus típicas casas de colores, o subir hasta la torre de la iglesia de Hallgrimskirche, que no solo es la pieza de arquitectura más interesante del país, sino que además ofrece las mejores vistas de Reikiavik. Muy recomendable también acercarse hasta el puerto y probar la mejor sopa de langosta del mundo o la carne de ballena.

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